Serie La muerte, un camino a la vida
Cada vez que oigo el murmullo de un arroyo de montaña, las olas que rompen en la orilla o el palpitar de mi propio corazón, oigo el sonido de la impermanencia. Estos cambios, estas pequeñas muertes, son nuestros lazos vivientes con la muerte. Son su pulso, su latido, y nos incitan a soltar todo aquello a lo que nos aferramos.
Esta existencia nuestra es tan efímera como las nubes de otoño.
Observar el nacimiento y la muerte de los seres es como contemplar los movimientos de un baile.
La vida entera es como un relámpago en el cielo; se precipita a su fin como un torrente por una empinada montaña.
Epílogo del poemario La muerte, un camino hacia la vida. Extraído de El libro tibetano de la vida y la muerte, de Sogyal Rimpoché.